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Facebook; aquí huele a muerto

By 28 noviembre, 2018febrero 4th, 2021No Comments

No he conocido otro lugar igual. Intenten cerrar su cuenta de Facebook. Desaparecer por completo de la red social de Mark Zuckerberg puede ser un verdadero imposible.

Como mínimo hay que conocer los pasos adecuados, — algo no siempre fácil,- y dotarse de una buena dosis de paciencia. La empresa de la “F” cambia con frecuencia la forma de poder eliminar o desactivar una cuenta. Ahora, hasta ha duplicado el tiempo en que tarda en borrar tu rastro y si antes eran 14, ahora son 30 los días en los que Facebook no borra sino solo desactiva tu cuenta con la única intención de que te lo pienses, que te des por vencido y al final renuncies a tus planes. El clásico argumento comercial de rancia picaresca que todos creíamos ya en desuso. Similar al argumento de la típica mala película americana de terror en la que un grupo de chavales llegan a una casa encantada en la que empiezan a suceder cosas. Cuando los pobres inocentes protagonistas se dan cuenta de que el juego no es como lo habían previsto, no hay escapatoria. El problema es que esto no es una película de bajo presupuesto, es real y está pasando ahora en una sociedad abierta, transnacional y cosmopolita.

¿Es esto propio de empresas responsables? No. ¿y de empresas que dicen buscar lo mejor para sus usuarios? No. ¿se entiende que un gigante tecnológico se comporte así? No. Se me ocurre complicado ver a Amazon o a Netflix siguiendo prácticas semejantes. Si algo te facilitan cuando lo demandas, es la salida porque están firmemente convencidos de su propuesta de valor y de la certeza de saber que su servicio está centrado en el cliente, claro que hay una diferencia entre ellas: éstas no pierden usuarios al ritmo que lo hace Facebook. ¿O alguien piensa que recurriría a prácticas de este tipo si no fuera porque asistimos a un lento, pero agónico final o cuando menos un mortífero deterioro marcado por los numerosos escándalos de los últimos meses?

· Caso Cambridge Analytica en el que se compartieron datos de casi 90 millones de usuarios.

· La injerencia rusa en las elecciones presidenciales de EEUU.

· Proliferación de fake news en su red.

· Contenidos que promovían la violencia, el racismo, la xenofobia o la pornografía infantil.

· Permitir a los anunciantes excluir a negros, hispanos y gente con otras afinidades étnicas de ver anuncios.

· El hackeo masivo de al menos 30 millones de cuentas

Y el último: el inflado desorbitado de visualizaciones en sus vídeos. En septiembre de 2016, Facebook reconoció haber medido de forma incorrecta las visualizaciones de los vídeos publicados en la plataforma de hasta un 900%. ¿Por qué? Para robarle campañas de publicidad a la competencia.

Una larga lista de escándalos y malas prácticas que no solo ponen en duda la ética, la actividad y los fines de Zuckerberg y los suyos sino también su viabilidad como demuestra su comportamiento en Bolsa. Han cambiado las percepciones. Han cambiado los hábitos de consumo. Y han cambiado sus usuarios. Suenan trompetas en medio de un oscuro paisaje helado. Es la orquesta del Titanic. Que sigan tocando.

Soy consciente de lo aventurado del pronóstico, pero sin una rectificación de sus políticas, ética, modos y reenfoque hacía el cliente, el paciente tiene muy mala cara. Mientras esto no cambie, #DeleteFacebook.

Artículo publicado originalmente en Revista Capital

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